Lo sé. Sé que puede que no sea la más guapa ni la más delgada. Tampoco soy la más graciosa ni la más optimista. Puede que me deje guiar demasiado por la opinión de los demás. Puede que a veces luche demasiado por lo que quiero y me olvide de lo que necesito. Es cierto que soy demasiado orgullosa y no me gusta admitir mis errores. Soy más inmadura de lo que aparento. También es cierto que soy pésima en todos los deportes y que hay pocas cosas que se me dan bien. Pierdo la razón fácilmente y espero de los demás cosas que ni siquiera sé si sería capaz de dar yo misma. Actúo por impulsos y me dejo guiar por malas influencias. No soy perfecta ni pretendo serlo, y no digo que amo como soy, pero tampoco trato de cambiarme. La vida está basada en crearse en uno mismo, descubrirse. Darse cuenta de que quien realmente te quiere, te busca, y que por esa misma filosofía debes salir ahí afuera y luchar por lo que quieres.

Y entonces, cuando ya son las 5 de la madrugada y sigo sin pegar ojo es cuando me pregunto si alguna vez a ti te habrá pasado lo mismo, me pregunto si alguna noche en la que nada parece ir bien y no tienes la suficiente voluntad ni para dormirte piensas en mi. Te imagino tumbado en la cama mirando al techo y pensando en como no puedes ni plantearte vivir sin mi, y todas esas cosas que las chicas queremos que los chicos sintáis por nosotras. Pienso en lo que podrías estar haciendo tu ahora mismo y casi siempre llego a la misma conclusión: "Estará durmiendo, es de locos no estar durmiendo a estas horas". Después de eso mantengo alguna que otra conversación conmigo misma y cuando ya veo que no queda ni un mísero ápice de cordura en mi inquieta mente intento dormirme, otro intento fallido más que me lleva a lo mismo de antes, pensar en cosas que no debo.